sábado, 29 de octubre de 2022

José Jacinto Quilca Turpo - Sicuani

 

“Jacinto no busca la fantasía, es un artista de una cultura que plasma lo nativo, buscando nuestras raíces e identidad” Alfonso Álvarez (Escultor).

José Jacinto Quilca Turpo
En esta oportunidad quizá inmerecidamente nos toca la difícil tarea de desarrollar la presentación del trabajo de un gran artista, a quien tuvimos la suerte de conocer desde hace años atrás, cuando todavía cursaba sus estudios secundarios en nuestro querido Sicuani, y fuimos de alguna manera testigos de sus inicios en esta insólita y hermosa tarea del arte.

José Jacinto Quilca Turpo, nació en Sicuani, un 18 de agosto de 1969 (Canchis-Cuzco), hijo de José Quilca y doña Justina Turpo, mayor de tres hermanos Teófilo y Daniel, y menor de dos hermanas mujeres Victoria y Gregoria. Sus estudios primarios curso en las escuelas 56021 de Rosaspata y 56008 de Chumo; sus estudios secundarios los realizo en el Colegio “Víctor Santander Cascelli” de Sicuani, fundado por el profesor Jorge Delgado Illanes; para luego concluirlos en el “Garcilaso de la Vega” en la ciudad imperial.

Desde temprana edad demostró sus dotes de gran artista plástico, obteniendo casi siempre el primer lugar en concursos de dibujo y pintura. El año 1994, se traslada a la ciudad heroica de Tacna, ingresando a la Escuela de Bellas Artes “Francisco Laso” a estudiar dibujo y pintura, destacando notablemente bajo la tutela de sus maestros, sin perder su identidad e inclinación a la corriente indigenista peruana de López Albujar, Valcárcel, Arguedas, Sabogal, Camino Brent, Codesido, Machicado, entre otros.

En 2000, retorna a Sicuani, para luego trasladarse a radicar a la ciudad de Cuzco, donde sorprendió tanto por su talento y estilo. Después de un tiempo de frecuentar círculos culturales ingresa y forma parte de la plana docente de la Escuela de Bellas Artes de Cuzco, compartiendo con los estudiantes de esa casa de estudios su gusto por retratar la periferia y el mundo popular.

Describir la obra de un artista es bastante complejo porque tiene que ver con la parte espiritual y profunda de la persona, para describir la obra de José Jacinto sería muy simplista afirmar que su particular estilo de colores terrosos y fuertes pinceladas se debe a su espíritu y naturaleza andina. En realidad pinta de esa forma porque ese es su estilo, su forma de sentir, un estilo vivo y real frente a las formas, luz y colores del mundo real. Su pintura es emocionante y vigente, brutalmente sincera y muy popular, dicen que solo los profanos en la materia y los niños pueden captan perfectamente la expresividad de una obra de ese estilo.

Jacinto, es artista nato por excelencia, por su sangre corre el linaje de aquellos escogidos que a través de los colores pueden comprender y expresar la naturaleza de los seres en su más profunda concepción, sus trabajos son filosofía porque encierran un mensaje estético, social y espiritual, lo cual se encuentra perfectamente desarrollado en el carisma y la fuerza de sus pinceladas.

Los trabajos de nuestro artista canchino, hoy trascienden a nivel nacional e internacional, lleva un mensaje de identidad cultural, poniendo de manifiesto la simbiosis antropológica que vivió el Perú y el Cuzco, para dar lugar a la corriente mestiza e indigenista, sin perder nuestra valiosa membresía quechua andina.



Escribe: Guido Ancori Cervantes

domingo, 16 de octubre de 2022

Raqchi


 

Afiche del Festival Folclórico Raqchi 1973


 

Manuel Alzamora - Sicuani

 Manuel Alzamora

Pintura Social del Perú

Manuel Alzamora
Alzamora, fue calificado por cultos e intelectuales como un artista nato precursor de la cultura social en el Perú. La pintura social se presenta, como la heredera natural de la pintura de historia, con todos sus condicionantes positivos y negativos. Alzamora, reflejó en su obra su pensamiento y espíritu de historia, lucha y cotidianidad popular, con una temática que desarrolló y difundió durante toda su vida. En sus cuadros expresó diversos sucesos históricos, costumbristas y tradicionales; de igual forma tuvo como motivo al ser humano, sus sentimientos, trabajo y dificultades, alegrías y tristezas; y hasta la protesta y frustración de los hombres.

Manuel Alzamora Zamalloa, nació en Sicuani - Cusco el año de 1900; es un destacado artista de temática peruanista, iniciador de la pintura social en el Perú. A la edad de 12 años, junto a su familia, se traslado a la ciudad de Arequipa, donde radicó hasta sus últimos días - 1974.  Fue un excelente artista, identificado con la cultura serrana, su vida entera la dedicó al arte, recreando en sus cuadros costumbres, vivencias y sucesos importantes del pueblo andino, recorrió pincel en mano todo el sur del Perú, especialmente las regiones de Cusco, Puno, Tacna y Arequipa. Nunca olvidó su tierra natal Sicuani, la frecuento en muchas oportunidades participando de sus vivencias, pintando escenas y motivos de su añorado terruño. En la década de 1965, en un gesto noble y altruista donó a la Municipalidad Provincial de Canchis, una valiosa colección de sus obras dentro de las cuales se puede destacar “La captura de Pumacahua”, “La Confederación Perú Boliviana”, “El día de los difuntos”, entre otros; cuadros que fueron exhibidos por algunos años en la Biblioteca Municipal de Sicuani.

Feria de Pampacucho - Sicuani

Nuestro genuino artista, Sicuaneño y Canchino, en los años de 1930 a 1960, desarrollo intensa actividad artística, no solo por su producción, sino por sus exitosas exposiciones en todo el sur del país, incluidos provincias y distritos. El cuadro “La captura de Pumacahua”, fue una de sus obras más elogiadas y fue exhibida en Sicuani en diciembre del año 1939.     

La Municipalidad Provincial de Canchis, está en el deber moral y material de difundir la obra de Manuel Alzamora, en razón de que esta municipalidad tiene en custodia cuadros originales en su olvidada pinacoteca.

Encontramos un bello dibujo de Alzamora, de la Feria del Señor de Pampacucho, hecho a tinta, que corresponde al año de 1945, el mismo que no solo contiene valor artístico, sino que de por sí, se convierte en toda una fuente y documento de carácter histórico, donde nos narra singulares detalles de la feria y de Sicuani de aquel entonces.

Fiesta de "Todos los santos" en Sicuani

Escribe: Guido Amílcar Ancori Cervantes.

sábado, 1 de octubre de 2022

LUIS NIETO MIRANDA - SICUANI

 

“Un hombre nacido en un hermoso pueblo serrano, a la orilla del viejo y milenario rio sagrado de los incas, el Wilcamayo o Vilcanota, llega hasta vosotros con su cosecha de trigo y tempestades, con su cantar del pueblo, su puñado de versos que tratan de expresar sus sueños y sus pesadumbres, sus pequeñas dichas, sus hondos desconsuelos, sus tristezas desoladas y amargas, pero también su fe en el destino del hombre, en su liberación definitiva y la firme convencida esperanza  de que pronto un nuevo sol de justicia alumbrara el cielo de nuestra patria”. (Luis Nieto Miranda)

Busto en bronce del Poeta Luis Nieto Miranda de
autoría del artista Alfonso Álvarez, ubicado en la
puerta de ingreso al Teatro Municipal "Luis Nieto
Miranda de la ciudad de Sicuani - Canchis - Cusco 

Luis Nieto Miranda nació el 10 de octubre de 1910, en Sicuani, donde sus padres. Lesmes Nieto Roldán y Felicitas Miranda Armejo, habían llegado a radicar desde su natal Moquegua. Sus estudios escolares primarios y secundarios los realizó en Sicuani y Cusco, y los universitarios en la Universidad San Agustín de Arequipa, y en la San Antonio Abad de Cusco.

La actividad política con la que se compromete desde muy joven lo condujo en enero de 1932 al destierro, primero a Bolivia y después a Chile. En este último país permaneció casi ocho años, compaginando la labor poética con la periodística y compartiendo las inquietudes políticas de escritores chilenos como el premio Nobel Pablo Neruda, con quien entablo gran amistad.

En Bolivia y Chile fueron publicados los primeros poemarios de Luis Nieto. “Los poemas perversos” (1932) y “Puños en Alto” (1938). El tercero, “Mariátegui”, aparece en 1942, después de tres años del regreso del poeta a Cusco. Este mismo año, el Instituto Americano de Arte publica la primera edición de “Charango. Romancero cholo”, libro que es recibido con aplauso unánime de la crítica y que en 1945 es reeditado en Lima por el Ministerio de Educación.

En 1944, año de la institución del Día del Cusco, es premiado, conjuntamente con el compositor Roberto Ojeda Campana, en el concurso de “Himno al Cusco”. Recibe además, por su "Canto al Cusco y sus piedras sagradas", la Kantuta de Oro, Premio Presidente de la República, en el concurso poético promovido por el Sindicato de Periodistas. El laureado escritor consigue así expresar en sus versos la efervescencia indigenista que está viviendo la ciudad, así como la reivindicación del indio y del cholo.

“Itinerario de la canción”, una antología de poemas entresacados de varios libros inéditos que en 1945  publica el Instituto Americano de Arte, consolida definitivamente su prestigio a nivel nacional. Lo mismo ocurre cuando en 1948 se publique en Lima “Velero del corazón”, poemario que dedica a su esposa, Bertha Degregori.

En 1952 ingresa a la docencia en la Universidad Nacional de San Antonio Abad de Cusco, donde también realizará una amplia labor editorial y de promoción cultural al frente de la Oficina de Proyección Social. A fines de los cincuenta aparecen tres nuevos libros suyos de poesía sin contar igual número de libros de crítica literaria. De estos, el “Romancero del pueblo en armas” (1958) conoce el mayor número de ediciones.

En 1965, recibe el título de Doctor en Letras por la Universidad Nacional del Cusco y en los años siguientes publica “Guerrillero del alba” (1967) y ¡Vietnam libertador! (1969). En 1972, como corolario de una amplia labor editorial y de promoción cultural, es nombrado director de la Casa de la Cultura del Cusco y posteriormente del Instituto Nacional de Cultura. Con toda una vida dedicada a la política logra el voto popular para llegar al senado en el periodo 1985 - 1990. En 1997, fallece en Lima víctima de un asalto en su propio domicilio.

ALFONSO ALVAREZ HUANCA - SICUANI

 

Alfonso Álvarez - 2010

(Alfonso Álvarez Huanca, Perú, 1933 - 2021). Pintor y escultor, sicuaneño, seguidor del movimiento indigenista peruano y del renacimiento italiano. Sus inclinaciones artísticas nacieron del estudio de diferentes artistas peruanos como Sabogal, Camino Brent, Julia Codesido, Machicado, entre otros, y de sus excursiones a centros arqueológicos de la región y a comunidades andinas durante su juventud, los mismos que orientaron el posterior desarrollo de su pintura y escultura.

Nació en la villa de Sicuani, de la región Cusco, un 27 de abril de 1933, sus padres fueron don Eulogio y Doña Emilia, madre que descubrió sus capacidades artísticas y que guio con amor la vocación innata del pequeño Alfonso. Hizo sus estudios de la educación básica en su tierra natal, en el Centro Escolar 791 y el Colegio “Mateo Pumacahua”; y sus otros estudios, como decía él, los realizó en la “Escuela de la Vida”. Su gusto por representar y retratar al pueblo indígena se desarrolló gracias al contexto por el que el Perú, fue atravesando desde las primeras décadas del siglo XX, donde lo originario empezó a tener un mayor lugar dentro de los intereses de las ciencias y las artes.

Estando radicado por varios años en la Ciudad Blanca de Arequipa, lugar donde perfeccionó sus técnicas y estudio para el modelado y escultura, es allí donde vivió una intensa actividad artística, conoció a jóvenes artistas del movimiento popular de la acuarela, al tiempo que contactó con un grupo de intelectuales jóvenes, literatos y pintores que se inclinaban a la corriente peruana indigenista, de José María Arguedas y José Sabogal.

Las esculturas y replicas rápidas de santos y vírgenes, era en aquella época, del gusto y agrado de la sociedad siempre que ésta se circunscribiera al tema de la imagen en pequeño formato. La temprana obra de Álvarez, se remite a trabajos por encargo y de tamaño pequeño; pero su genio e iniciativa hizo que rápidamente adquiera mayor alcance al aplicar la escultura directa a temas y formatos de mayor complejidad y tamaño.

Nuestra Señora de los Andes del artista
canchino Alfonso Álvarez Huanca

Seguro de sus ideas y talento, decide retornar a la tierra natal para iniciar su trabajo desde una perspectiva propia, es así, que instala su pequeño y acogedor taller, en el barrio Bolívar, en la calle Vilcanota, próximo a la plaza de Pampacucho y Mercado Central, zona céntrica de la ciudad de Sicuani, irradiando desde allí una fructífera y perseverante actividad artística cultural.

En un primer momento a su retorno a la patria chica, por su paciencia y calidad de su trabajo se vió inundado por una especial euforia de la población de solicitudes de imágenes con contenido religioso, a la par que realiza bocetos y estudios de representaciones andinas, resaltando sus esculturas de Túpac Amaru, Cecilia Túpac Amaru, Cesar Vallejo, Mariátegui, el “Che”, entre otros. Es en aquella época, a inicios de la década de los 70, que en Sicuani, se crea la prima filial de la “Casa de la Cultura” en Canchis, contactándose con Luis Nieto Miranda, Federico Cárdenas Zapata, Blas Valerio Aguilar Guerra, Jorge Delgado Illanes, Ernesto Aguilar Claros, Vladimir Alencastre Yáñez, Carlos Cáceres Villa, Juan Anco Cayo, entre otros, quienes reconocían y apreciaban su trabajo como artista, pintor y escultor.

A partir de 1970, la escultura y pintura de Álvarez, se vuelve más compleja y la inmediatez y la euforia iniciales se transforman en insatisfacción y melancolía, en un difícil intento por conciliar la técnica fresca y expresiva de sus primeros años con búsquedas más profundas y ambiciosas que podían prolongarse durante varios días, meses e incluso años, con la intención de crear obras que encerraran una mayor profundidad y mensaje. “La madre andina”, “La ñusta de oro”, “El Qanchi”, “Pachacutec”, entre otras, son obras que forman parte de una de sus series más profundas y representativas.

La escultura de la Madre Andina, impactó en el ámbito cultural de la región y el país, y es a través de esta obra que se fue difundiendo progresivamente los trabajos artísticos y el talento de Alfonso Álvarez; escultura inspirada en la belleza andina, nombrada como la Hatun Aclla, Isabel Mamani, del distrito de Tinta. La Prelatura de Sicuani, solicitó en múltiples oportunidades a Don Alfonso, para reproducir la bella escultura, con la finalidad de llevarla como símbolo representativo y embajadora de Canchis y las provincias altas del Cusco, en eventos nacionales e internacionales. Fueron muchos los visitantes que arribaban desde diferentes latitudes del mundo a visitar al maestro Alfonso y llevarse como legado de su genio creador una réplica en diferentes formatos de la “Madre Andina”. El año 2010, el obispo Miguel La Fay Bardi, de la Prelatura de Sicuani, encargó la elaboración en tamaño gigante de la Madre Andina, que representa a una mujer sentada amamantando a su hijo, en actitud de infinito amor y que simboliza desde diferentes interpretaciones a la Pachamama (madre tierra). Esta original escultura hoy se encuentra en la Catedral principal de Sicuani, como “Nuestra Señora de los Andes”, título que se le otorgó al momento de su entronización.

Genial escultura en Bronce del inmortal Cholo Nieto,
busto que se halla al ingreso del Teatro Municipal
Luis Nieto Miranda de Sicuani

Las obras que quedan imperecederas en la ciudad de Sicuani, de la obra de Alfonso Álvarez, son: El Busto en yeso piedra de Cecilia Túpac Amaru (1970), en el malecón del mismo nombre; La Fuente del Niño (2004) en el patio principal de la Escuela 792, elaborado en bronce y piedra natural; El Busto en bronce de Luis Nieto Miranda (2010), el cual se halla ubicado en la puerta de acceso a la Casa de la Cultura; La Madre Andina o Nuestra Señora de los Andes (2011), en la Catedral de la Prelatura de Sicuani; entre otras. En maquetas magistralmente elaboró réplicas de “El templo del dios Wiracocha” (Raqchi), “La capilla de Raqchi”, “La Waka de Suyo”, “El Arco de Pumacahua”, “La Catedral antigua de Sicuani” y “El santuario de Machupicchu”.

Sin embargo, la más conocida pasión que cautivo toda su vida al Maestro Álvarez, es a la que dedicó desde aproximadamente 1965, y hasta su muerte, replicar la famosa escultura de “La Piedad”, obra del artista italiano Miguel Ángel Bounarroti, a quien admiró y estudió profundamente; evidencia de ello es la cantidad de libros y fotos de la obras geniales de Miguel Ángel, que celosamente guardaba en su taller. Álvarez, sin duda fue un artista multifacético dominando diferentes técnicas de las artes plásticas, dibujaba con lápices, al carbón, con pluma y tinta china. Pintó con gran talento al agua (acuarelas) y en lienzos con oleos y acrílico.

La piedad, replica elaborada por Alfonso Álvarez
y que lamentablemente quedo inconclusa

Álvarez, también tuvo un amplio repertorio de obras, en dibujos y pinturas, de los cuales, muchos de ellos se encuentran hoy en colecciones privadas. Entre sus obras más reconocidas, se encuentran, “El cargador”, “Raqchi”, “La Virgen de la silla”, “El Arcángel Miguel”, “La muerte del Che”, “La creación”, entre otras.

Durante los últimos años de su existencia, el artista trabajó en torno a su humilde taller ubicado al interior de una vivienda en la calle Vilcanota, donde recibía a sus admiradores y amigos, compartiendo amenas tertulias y diálogos sobre diferentes temas sociales, culturales y de actualidad. Gustaba de la lectura, de saborear un vino añejo, de escribir poemas y composiciones literarias, los cuales leía junto a sus discípulos.

Escultura a Túpac Amaru de autoría
del maestro Alfonso Álvarez 

Todo el tiempo y el dinero que Álvarez invirtió en su vida fue para desarrollar su talento y trabajo de escultura, lo cual en algún momento se vio compensado por el reconocimiento de muchas personas, especialmente de aquellas llegadas del extranjero, y por el despliegue de réplicas muy apreciadas de su trabajo en el Perú y el mundo, con el sello de Arzavel. Álvarez, en sus últimos días, vivió agobiado por la soledad y la falta de recursos económicos, lo que agravó con la inesperada presencia de la Pandemia; fue olvidado especialmente por las autoridades e instituciones que debían proteger al artista representativo de la provincia de Canchis y el Perú. Alfonso Álvarez Huanca, deja de existir en el Hospital de Sicuani, a consecuencia de haberse infectado con el Covid 19, a los 88 años de edad, un 26 de mayo del 2021. Las esculturas e imágenes que forman parte de la memoria de Alfonso Álvarez, son un legado y percepciones del arte con significado, con concepto, lo que de algún modo, resultará una anticipación de lo que será más tarde el arte peruano indigenista en el mundo.

Guido Amílcar Ancori Cervantes