En la provincia de Canas, en su capital Yanaoca, entre
los años de 1966 y 1967, se erigió un monumento de bronce en homenaje al
libertador indígena José Gabriel Túpac Amaru, en aquella época se llegó a
catalogar esta obra, como el primer y único monumento en el Perú y América de Túpac
Amaru II.
Desde su sanguinaria y cruel ejecución en el Cusco el año de 1781, por parte de los españoles, en el transcurso de casi 200 años, nadie se atrevió a rendir homenaje de forma pública, a Túpac Amaru II, aquel hombre que escribió con sangre el legítimo derecho de libertad de todos los peruanos; si bien es cierto que de manera tenue existían datos sobre el levantamiento de Túpac Amaru, en libros de historia, no había una imagen, una figura representativa que a la vez de rendir homenaje, nos hiciera recordar al ser humano, a la persona que se puso al frente para defender a sus hermanos de raza y abolir las leyes españolas tan perniciosas, de abuso, tiranía, usurpación y robo, que perpetuaban día a día los españoles en nuestra propia patria.
Teófilo Uscamayta Huamán, sacerdote, quien había
servido en diferentes parroquias del Cusco, natural de Maras, Urubamba, entre
los años de 1963 y 1964, llegó a Yanaoca a través de un nombramiento de “Vicario”, donde
joven y fiel a su estilo se hizo cargo de muchas responsabilidades, ayudando a
las familias, comunidades y hasta solidarizándose con los jóvenes estudiantes,
asumiendo “ad-honoren” el dictado de las horas de Religión, en el naciente
colegio José Gabriel Túpac Amaru, el año de 1965. En aquella época, desempeñándose
como Párroco, es que inicia una cruzada para recaudar fondos y erigir un
monumento en homenaje al líder andino Túpac Amaru II, en el distrito de Yanaoca, lugar desde
donde se declaró abiertamente la guerra al gobierno español por la libertad de todo el Perú y América.
Fueron muchas las ideas que se pusieron en marcha, a la vez que se procedió a
sustentar el proyecto de identidad y revaloración sobre el significado y
trascendencia de todos los acontecimientos del levantamiento de los Túpac Amaru. La
marcha del “Sol”, kermesses, colectas públicas voluntarias, donaciones de
familias notables, entre otras, fueron las estrategias para lograr fondos económicos,
con la finalidad de poder financiar la construcción del monumento a Túpac Amaru. Se requería para dicho fin
contratar artistas y escultores entendidos en el tema, aparte que había que
financiar el material requerido el cual consistía en cientos de kilos de bronce;
porque el monumento debía ser imponente y perfectamente elaborado en todos los aspectos.
Las primeras gestiones tuvieron lugar en el Cusco,
donde artistas utilizando arcilla y yeso diseñaron algunos bocetos de lo que sería
la imagen del Cacique de Tungasuca, Pamapamarca y Surimana. Los estudios e
investigaciones se profundizaron para aproximarse a la genealogía y rasgos físicos
de José Gabriel, además que debía documentarse adecuadamente sobre los vestidos
y atuendos que acostumbraba usar como Inca en la colonia. Los primeros bocetos en
esculturas no fueron del agrado de Teófilo Uscamayta, decía las veces que
visitaba los talleres: -Falta la majestuosidad del personaje-. Nunca se dió por vencido, a
pesar que la gestión era agotante, sumándose a ello la falta de recursos económicos.
Vuelve a impulsar su gestión junto a los vecinos de Yanaoca y amigos que habían
jurado su apoyo, embarcándose rumbo a la ciudad capital Lima, en
busca de mejores propuestas. En momentos de frustración, decía a sus cercanos
colaboradores: -No me importa, si es necesario llegaré a Europa en busca del artista
que forjará a Túpac Amaru-. Era tanta su convicción que deseaba reproducir una
imagen clara
que
expresara la personalidad del indómito Inca libertador, como el mejor
homenaje a José Gabriel Túpac Amaru, desde su propio pueblo.
En 1966, Uscamayta
visitó en Lima, el taller del artista Roberto Tuni Garcilaso, natural de Puno,
quien se había comprometido a elaborar una propuesta; esta se veía regia y
gallarda, siendo inmediatamente aprobada por el Párroco Uscamayta, para luego ser
llevarla a los talleres de fundición de la ciudad capital, de Bruno Capiola, empresa
que gozaba de reconocido prestigio por sus monumentales y sobrias obras en Lima
y otras ciudades del país. El sacerdote Uscamayta, toco muchas puertas para conseguir
el apoyo y los recursos para el proceso de fundición, los cuales eran realmente
onerosos, En su libro “Historia y odisea del primer monumento a Túpac Amaru II”
(Uscamayta, 1981), refiere que el Ministerio de Guerra, dono miles de casquillos de balas (Bronce), y aun así todavía faltaba la materia prima y
presupuesto; es así que gracias a su inquebrantable perseverancia logro apoyo
efectivo de un legislador y otros paisanos radicados en la Capital.
Una vez terminada la obra y estando lista la escultura
en bronce del glorioso mártir de la libertad, esta fue acondicionada, de pie, en
una plataforma para ser trasladada hasta Yanaoca - en la provincia de Canas; pero antes, debía hacer todo un periplo por
las ciudades y pueblos donde tuvo como epicentro el levantamiento indígena
peruano de Túpac Amaru II. Cuando la comitiva llego a los pueblos del valle del
Vilcanota, para luego trasladarse por la vía de Combapata hacia los pueblos de
Pampamarca, Tungasuna y Yanaoca, toda la gente saludaba desde pie de
carretera, muchos con lágrimas en los ojos, quitándose las prendas de la cabeza
y agitando sus manos, dando la bienvenida, a su padre y señor, José Gabriel Túpac
Amaru.
Finalmente el año 1967, con gran respeto y algarabía, los pobladores de los pueblos de Yanaoca, Tungasuna, Pampamarca y otros, subieron la efigie de José Gabriel Túpac Amaru, a su pedestal principal, en la plaza de Yanaoca, levantado con piedras labradas, traídas desde la Quinta Toronayoc (Ch´eqerec) - Maras, lugar de nacimiento del Dr. Teófilo Uscamayta Huamán. De esta manera, esta obra de ejemplo de lucha, convicción, perseverancia e identidad, se constituyó en el primer homenaje público a Túpac Amaru II, en el Perú y América; obra, como alguien dijo, de un Uscamayta, quien pertenece a una familia de linaje real de los Incas. Muchos al contemplar la obra en aquellos años sugerían que el monumento por su gran significado debía ubicarse en la plaza de Cusco.
Notas:
El Centro Federado de Periodistas de Cusco, honra al
Dr. Teófilo Uscamayta Huamán en el cargo de “Capellán”.
El 1° de diciembre de 1984, fallece en Cusco el Dr.
Teófilo Uscamayta Huamán.
Bibliografía:
Historia y odisea del primer monumento a Túpac Amaru
II - Teófilo Uscamayta Huamán, editorial universo S.A. Lima 1981.
Artículos periodísticos de la época.
© Escribe: Guido Amílcar Ancori Cervantes.
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