El 4 de noviembre de 1780, se desató una de las rebeliones indígenas más grandes en la historia colonial del
continente americano. José Gabriel Túpac Amaru, asignado en la jerarquía y cronología
inca como Túpac Amaru II, apresó al odiado corregidor de la provincia de
Tinta, Antonio de Arriaga, a quien le hizo solicitar armas y dinero a sus
funcionarios. En los próximos días convoco a los pueblos aledaños a la
plaza de Tungasuca, para allí, en presencia de todos, el 10 de noviembre, después
de pedir cuentas de los abusos y excesos al corregidor lo ajusticiaron en la horca. Con este
hecho de forma abierta se había declarado la guerra a los españoles desde el mismo
ande peruano.
José Gabriel nació en el mes de
marzo de 1740, en Surimana, asiento de los Túpac Amaru, un pequeño pueblo
ubicado en el cañón del río Apurímac, en la provincia de Tinta de la época virreinal,
en la región de la antigua capital incaica.
De niño, asistió a un colegio
para caciques en Cuzco con derecho a sucesión, donde conoció las letras y se instruyó
en la doctrina cristiana. A los 26 años, logró ser reconocido como legítimo
cacique de los pueblos de Surimana, Pampamarca y Tungasuca, con la
particularidad de que le era aceptada la genealogía que lo ligaba por vía materna
al último inca don Felipe Túpac Amaru, ajusticiado por el Virrey Toledo en
1572. Este hecho le otorgo a su familia llevar oficialmente el apellido de Túpac
Amaru y la ascendencia automática sobre la población local. Desde entonces, se
dice que durante diez años, se encargó de los preparativos para la gran
rebelión, logrando contactarse con líderes y aliados en Cuzco, Lima, Apurímac,
Collao, el alto Perú y Argentina.
En varios intentos José Gabriel se
había presentado ante las autoridades de Lima como representante de todos los
pobladores de los altos y valles de Tinta, reclamando el fin de obrajes,
impuestos y trabajos forzosos. Sus reclamos fueron rechazados. Estas
experiencias, el acceso a la información de las injustas leyes españolas para
las colonias españolas y la literatura del inca Garcilaso de la Vega (Mestizo
cusqueño del siglo XVI, descendiente de los incas) le sirvieron para promover y
defender la igualdad de los derechos de los indígenas, el odio contra los
corregidores, la exaltación de la fe católica y el enaltecimiento de su
condición de Inca.
Túpac Amaru, declaró una guerra sin cuartel a los españoles europeos, aunque se abstuvo de atacar a los eclesiásticos peninsulares y solicito la adhesión de los criollos. En pocos meses, la rebelión se extendió en una amplia geografía, que abarcaba el actual altiplano boliviano, norte argentino y todo el sur peruano. A finales de 1780, luego de decisivos triunfos rebeldes, el ejército tupacamarista estuvo pronto a conquistar la ciudad del Cuzco, lo que hubiese dado un impulso inestimable a la causa rebelde. Sin embargo, el ejército realista arrojó toda su fuerza y provocó su retirada. Cuatro meses más tarde, el 6 de abril de 1781, fue derrotado y la traición de un colaborador suyo permitió su captura y la de su esposa e hijo mayor. El 14 de mayo las autoridades condenaron a Túpac Amaru y el 18, en la plaza principal de Cuzco, intentaron descuartizado por la fuerza de cuatro caballos; al no poder los decapitaron y desmembraron. Su esposa e hijo sufrieron crueles tormentos, antes de ser también asesinados. La rebelión tupacamarista dio base y gran impulso a las luchas independentistas posteriores en el Perú y América.
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