CARTA OFICIAL DE PONCIO PILATO A
TIBERIO CESAR HABLANDO DE JESÚS DE
NAZARETH
Presentamos en este artículo una carta de Poncio Pilato a Tiberio César, escrita aproximadamente en el año 32, donde éste menciona a Jesús de Nazareth y un encuentro privado que tuvo con él. El original de esta carta se conserva en la Biblioteca Vaticana en Roma, y pueden solicitarse copias de la misma a la Biblioteca del Congreso en Washington. En su calidad de carta del procurador romano de Judea al emperador en Roma, este documento es considerado como oficial. Su texto íntegro es el siguiente
A Tiberio César:
Apareció en Galilea
un hombre joven, que en nombre del Dios que lo envió, predicaba humildemente
una nueva ley. Primero temí que su intención fuera sublevar al pueblo contra
los romanos. Pero pronto se borraron mis sospechas. Jesús de Nazareth habló más
bien como un amigo de los romanos, que no de los judíos: Cierto
día observé en un grupo de personas a un hombre joven que, apoyado en el tronco
de un árbol, hablaba tranquilamente a la multitud que le rodeaba. Se me dijo
que era Jesús. Esto podía haberlo supuesto fácilmente, por la gran diferencia
que había entre él y aquellos que le escuchaban. Su pelo rubio y su barba le
confirieron a su apariencia un aspecto celestial. Parecía tener unos 30 años.
Nunca antes había visto una faz más amable o simpática. Qué diferencia tan
grande había entre él y los que le escuchaban, con sus barbas negras y su tez
clara. Como no deseaba molestarle con mi presencia, proseguí mi camino,
indicándole sin embargo a mi secretario que se uniera al grupo y escuchara. Más
tarde mi secretario me informó que jamás había leído en las obras de los
filósofos nada que pudiera compararse con las enseñanzas de Jesús. Me informó
que Jesús no era seductor ni agitador. Por ello decidimos protegerle. Era libre
de actuar, de hablar y de reunir al pueblo. Esta libertad ilimitada provocaba a
los judíos, los indignaba y los irritaba; no a los pobres, sino a los ricos y
poderosos.
Más
tarde escribí una carta a Jesús y le pedí una entrevista con él en el Pretorio.
Acudió. Cuando el nazareno apareció, estaba yo dando precisamente mi paseo
matinal y al mirarle, mis pies parecían aferrados con correas de hierro al piso
de mármol, temblando yo con todo el cuerpo cual un ser culpable, a pesar de que
él estaba tranquilo. Sin moverme, admiré durante algún rato a este hombre
excepcional. Nada había en él ni en su carácter que fuera repulsivo; pero en su
presencia sentí un profundo respeto. Le dije que él y su personalidad estaban
rodeados de una contagiosa sencillez que le situaba por encima de los filósofos
y maestros de su tiempo. A mí y a todos nos causó una honda impresión debido a
su amabilidad, sencillez, humildad y amor.
Éstos, noble soberano, son los hechos que atañen a
Jesús de Nazareth. Y me tomé tiempo para informarte de los pormenores acerca de
este asunto. Opino que un hombre que sabe transformar el agua en vino, que cura
a los enfermos, que resucita a los muertos y apacigua a la mar embravecida, no
es culpable de un acto criminal. Y como otros han dicho, debemos admitir que es
realmente el hijo de Dios.
Tu obediente servidor,
Poncio Pilato.
Poncio Pilato.
Carta OFICIAL de PONCIO
PILATO a TIBERIO CESAR hablando de JESUS DE NAZARET http://www.unsurcoenlasombra.com/carta-jesus-de-nazaret-275/…
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